El lugar tiene una atmósfera diferente, de amistad, de cantina, de mobiliario sencillo y atención amena, olor a adobes, decorado con recuerdos de diferentes épocas: calendarios, cuadros, fotografias, dibujos, cachureos, herramientas antiguas, en fin; todo eso permite transportarse, recordar, aprender, y encontrarse con que la ciudad respira por si sola, y cada aliento está plasmado en las paredes del Viejo Rancagua.
Mención especial para
Rafael, quien nos ayudó desinteresadamente con la difusión; y agradecemos mucho la gran atención de Gonzalo.
Gran lugar. Muchas gracias por la acogida.
Click aqui, para ver un
reportaje de PrendeTV sobre el viejo Rancagua.
Fotos (Click para agrandar):
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